Pasé unos días de mierda después de tomar 5 pastillas de Risperidona. Sí, solo fueron 5 y tomaba una al día cuando tenía un orden, pero son una mierda. Estuve tres días en la cama, borrada, no me acuerdo qué pensé o si comí durante esos días o no. Solo recuerdo que estuve muy cansada, pero horrorosamente nerviosa, imposible. La cabeza aún me duele a ratos, los músculos también. Y me cuesta todavía salir de la cama cada día.

No, no estaba pensando en suicidarme, solo quería tomar pastillas como un deseo malsano, como lo de cortarme. Como un atentado en contra de mi situación, en contra de mi mente, de mis pensamientos, de lo que siento, de lo que soy. Sé que no cambio nada con esto, que solo arruino mi mente y probablemente también mi memoria. Pero no lo evité. Alimenté eso. Lo hice. No voy a decir que lo merecía porque soy consciente de que no es así. Pero lo alimenté sin detenerme y de eso sí soy culpable.

He planificado qué voy a hacer estos días. Tengo exigencias universitarias por atender y no lo he hecho. Creo que estoy mucho más animada. Me cuesta, pero lo estoy haciendo. Trabajé días con mi mente para salir del hoyo en el que siempre me meto y donde me tapo con tierra hasta desaparecer. Solo espero que los planes no sean solo eso. Estoy tratando de no pensarlo, sino simplemente hacerlo, pero me ayuda bastante tener organización. Me anima, por lo menos.


Comentarios

Entradas populares