Suicide isn't poetic.

El 28 de este mes, hace dos días, tomé 15 pastillas de Clonazepam y 5 de Sertralina. Me di cuenta de lo que estaba haciendo en el proceso, así que me detuve, sin ninguna lágrima, y salí al centro de salud mental de Quintero. Pedí una hora con la psicóloga que me atendía, a la que dejé de ver desde que entré a hacer la práctica en el colegio por temas de tiempo. Me dieron una hora para el 21 de agosto, lo que no es demasiado pronto para la urgencia. No dije que estaba drogada. Tomé un colectivo en la esquina y fui al hospital. No le dije nada a nadie.

Me preguntaron en recepción por qué venía y dije que había tomado muchas pastillas. Para entonces estaba aletargada y me costaba mantener el equilibrio, pero no tenía náuseas ni nada. No me hicieron esperar nada, trajeron una silla de ruedas y me hicieron entrar. Una doctora que me pareció súper antipática me preguntaba por qué estaba ahí (¿por qué iba a ser?). Conversó con varios paramédicos y murmuró "ya, pero con esa cantidad de pastillas no se va a morir." (Claro que no, imbécil, de haberme querido morir estaría en mi casa tomándome el resto de pastillas y no sola ahí tratando de hacer algo por mí misma). Decidieron hacerme un lavado gástrico y me pusieron un catéter para nada porque nunca llegó el suero ni el analgésico que iban a ponerme, se les olvidó. La maldita sonda gástrica fue lo más desagradable, me dolía la nariz, la garganta, el pecho. No podía tragar sin dolor. Y cuando la sacaron fue como si vomitara mi espíritu de un tirón. La paramédico que hizo el proceso era muy amable y cuidadosa. Los doctores son una mierda.

Estuve un buen rato con la sonda en una camilla, tapada con una frazada. Me hicieron un electrocardiograma y me sacaron los zapatos; los perdí de vista hasta que sentí que no los tenía puestos y estaban debajo de la camilla. Me hicieron exámenes de sangre y salieron bien. Me pasearon de sala en sala. Me dejaron en una sala donde los pacientes entraban y salían y me puse a escuchar las conversaciones que tenía una escolar con su mamá, pero ya no me acuerdo de qué hablaban. Solo sentía que me costaba respirar y tragar y miraba por la ventana el pedacito de cielo sin ese plástico que ponen para que no se vea lo del otro lado.

No lloré. No tenía miedo. Solo estaba molesta y confundida. No quería contestar ninguna pregunta que me hacían. Les dije que no le avisaran a mi mamá y ella no sabe todavía. Me sugirieron hospitalizarme, les dije que no. Negué la hospitalización todas las veces que me la propusieron. El día siguiente era mi cumpleaños. Mañana es el cumpleaños de mi mamá. El otro martes es el cumpleaños de mi hermano. No puedo joder momentos así con mi egoísmo, con mi puta enfermedad de mierda. No quiero arrastrar a nadie conmigo.

Todavía tengo muchas ganas de suicidarme.

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